Menorca es una isla acogedora y tranquila, agradable de visitar. Sin embargo, el transporte público deja mucho que desear. Para disfrutar plenamente de Menorca necesitas hacerte con un coche, sí o sí. Alquilar un vehículo en la isla es la mejor opción.
Menorca es una isla alargada, de poco más de 700.000 Kilómetros cuadrados. A diferencia de Mallorca, que cuenta con una red de ferrocarril que conecta Palma con los principales municipios de la isla, Menorca no tiene más que una serie de autobuses interurbanos. Estos autobuses, con una frecuencia variable de 30 minutos a 1 hora, van parando en todos los pueblos y pedanías que encuentran a su paso. De modo que un trayecto como el de Mahón a Ciudadela que en coche lo harías en poco más de media hora, en autobús tardas 1 hora y 5 minutos.
El litoral de Menorca está repleto de pequeñas calas y playas semisalvajes. Algunas de ellas sin edificios en sus inmediaciones. Para llegar hasta allí, necesitas disponer de un vehículo, el transporte público no te deja cerca.
Tuve una temporada que viajaba con frecuencia a Menorca. Mi amigo Adriá, que trabaja en el hospital de Mahón, insistía en que fuera a verlo. Tiene un piso en Es Castell. Me decía que allí tenía una casa a mi disposición para alojarme durante las vacaciones. Con aquel ofrecimiento, no podía decirle que no.
En mi primer viaje, él me llevó en su coche a todos sitios. Estaba orgulloso de enseñarme su isla. Tanto me gustó, que al año siguiente repetí. Pero, claro, no podía estar a expensas de él. Mientras yo estaba de vacaciones, él trabajaba en el hospital, con turnos rotativos. Yo mismo tuve que alquilar un coche en Menorcarent, una empresa de alquiler de vehículos en Mahón, que lleva más de 20 años operando en el sector. De esta forma me pude mover libremente por la isla.
Menorca es una isla bicéfala. Tiene dos núcleos urbanos de unos 30.000 habitantes, Mahón y Ciudadela. Situado cada uno en un extremo de la isla. Para moverte a tu aire necesitas disponer de un coche. Para eso, y para descubrir la multitud de tesoros que se esconden entre medias. Estos solo son algunos de ellos:
Mahón en el Este.
Dice la página web Descobreix Menorca que la ciudad de Mahón tiene un pronunciado regusto colonial británico, algo que se entremezcla con la arquitectura tradicional menorquina. No es de extrañar, Menorca fue colonia británica durante buena parte del siglo XVIII, pasando a estar bajo dominio francés entre 1756 y 1763. Esto se puede apreciar, por ejemplo, en la Plaza Real. Una plaza de aire militar donde a pocos metros encuentras Can Oliver, una casa señorial de inspiración victoriana.
Si hay algo que impresiona de Mahón es su puerto. Uno de los puertos naturales más grandes del Mediterráneo. Seis kilómetros de longitud desde la boca hasta la culata. Con uno de sus laterales repleto de terrazas y restaurantes y encima de ellos, la ciudad asomándose al puerto formando una extensa balconada. Al fondo del puerto, resalta la imagen del Castillo de San Felipe. Un baluarte militar remodelado por los ingleses.
Una de las peculiaridades del puerto de Mahón es que tiene islotes en su interior. Como la Isla de Rey. Una isla con aspecto de fortificación militar o carcelaria, que usó el rey Alfonso III de Aragón como base de operaciones para conquistar la isla en 1231. Siglos más tarde, los británicos levantaron allí un hospital militar.
El área comercial de Mahón está situada entre Plaza España y la Plaza del Princep. Un conjunto de calles, peatonales o con poco tráfico, plagadas de tiendas, comercios, bares y restaurantes. Estamos en el casco antiguo. Aunque haya adquirido un carácter comercial, no podemos desestimar su patrimonio monumental. Como el Claustro del Carmen, un antiguo convento del siglo XVIII o el Mercado de Pescados, un mercado de abastos de estilo neoclásico, construido a principios del siglo XX.
No muy lejos de Mahón tienes una de las joyas naturales de la isla: S´Abufera des Graus. Una albufera declarada reserva natural de la biosfera. 5.100 hectáreas de bosque mediterráneo que abrigan un majestuoso lago que se separa del mar por un brazo de tierra.
Este parque natural está perfectamente señalizado. Con caminos que lo atraviesan de punta a punta y se pueden recorrer andando o en bicicleta. Buena parte de ellos conducen desde los que puedes observar el lago y su rica biodiversidad de fauna y flora. Para llegar hasta allí, necesitas disponer de coche.
Ciudadela, en el oeste.
A 48 kilómetros de Mahón está Ciudadela. Si Mahón es la capital de la isla, Ciudadela es la ciudad más poblada; si bien, la diferencia de una a otra es de unos pocos cientos de habitantes. Entre los dos municipios concentran el 60% de la población.
Los menorquines residentes se mueven con naturalidad, en sus propios vehículos, de una ciudad a la otra. Lo que no encuentran en Mahón, lo hacen en Ciudadela, y viceversa. La vida cotidiana en Menorca pivota entre las dos ciudades.
Ciudadela es un gran fortín militar del siglo XVIII. Una ciudad en la que vale la pena perderse por sus calles. Fue capital de la isla durante la dominación británica. Sin embargo, la ciudad es mucho más antigua. Existen restos arqueológicos que señalan fue habitada en el neolítico. Para los fenicios y cartagineses, Ciudadela era un puerto clave en su red de comercio marítimo.
El centro de Ciudadela es peatonal. Con calles pavimentadas con adoquines de piedra y edificios con fachadas del siglo XVIII. Desde la Plaza Des Born, uno de los puntos neurálgicos del casco antiguo, donde se levanta el obelisco en conmemoración a la resistencia al ataque turco producido en 1558, se puede divisar el puerto natural, más pequeño que el de Mahón, pero lleno de encanto. Utilizado por el hombre desde la antigüedad.
Ciudadela es la capital de la diócesis de Menorca. Posee su propia catedral gótica del siglo XV. Una catedral de planta cuadrada y de marcado carácter castrense, motivado por el carácter defensivo de la ciudad. Asediada por mar durante siglos por diferentes pueblos y países.
En las inmediaciones de Ciudadela tenemos la costa más explotada turísticamente de Menorca, con playas como Cala Blanca, Santandría y Son Xoriguer. Esto no impide, que pasado el faro de Artrux, no nos encontremos otras calas vírgenes, semisalvajes como Son Sauna, Macarella y Macarelleta, a las que se accede por medio de caminos de tierra. Hasta estas playas no llega el transporte urbano.
Otro de los atractivos de Menorca es su legado arqueológico de la cultura talayótica. Un pueblo que habitó las baleares durante el neolítico y que salpicaron la isla de monumentos funerarios construidos en piedra. Son famosas sus navetas funerarias. En la carretera de Ciudadela a Mahón encontramos varias de ellas, la más famosa de todas es la Naveta des Tudons, a escasos 5 kilómetros de Ciudadela.
Todo un paraje por descubrir entre Ciudadela y Mahón.
Entre una ciudad y la otra tienes la mayor parte de la isla. Para descubrirla, los menorquines opinan que lo mejor es tener un coche, ya que te puedes parar donde quieras el tiempo que te apetezca, sin tener que estar pendiente de la hora en la que pasa el autobús.
Son muchos los atractivos que ofrece la isla, el blog El viajero Crónico nos propone detenernos en los pueblos. Estos son algunos de los más bonitos que puedes encontrar en Menorca:
- Ferrerias. Este es un pueblo cuya vida y economía ha estado ligada durante siglos a la fabricación artesanal de calzado. Más en concreto a las famosas menorquinas. Unas sandalias confeccionadas a mano con piel y suela de neumático. Ferrerías es un pueblo blanco, típicamente mediterráneo. Parecido a los que puedes encontrar en las costas de Italia y de Grecia. Tiene su propio castillo defensivo en la parte alta del pueblo y no lejos de allí posee restos arqueológicos de un antiguo asentamiento talayótico.
- Alaior. Este pueblo recoge, como pocos, buena parte de la historia de Menorca. Villa protegida durante la edad media por el rey Jaume III de Mallorca, en él se desarrolló una intensa vida eclesiástica y aristocrática. Su rico patrimonio monumental, así lo atestigua. Tenemos la parroquia de Santa Eulalia, de estilo gótico mediterráneo, el patio de Sa Lluna, antiguo claustro de un monasterio franciscano, y el Palacio de Can Salort, propiedad de una de las familias más influyentes de la isla y hoy sede menorquina de la Universidad de las Islas Baleares.
- Es Castell. Este es el pueblo más oriental de España. El primero en ver cada día la luz del sol. Los ingleses lo construyeron en el siglo XVIII a la espalda del Castillo de San Felipe, para proteger la entrada al puerto de Mahón. En su origen se llamó Georgetown. Es uno de los rincones de la isla donde más se aprecia el legado británico.
Como ves, la necesidad de alquilar un coche en Menorca es evidente. Imagínate la cantidad de cosas que te puedes perder sin él.